2/12/08

Prevalencia y factores de riesgo de disfunción eréctil *


Prevalencia y factores de riesgo de disfunción eréctil


Introducción

La patología vascular es una causa subyacente importante de disfunción eréctil (DE). El diagnóstico de enfermedad cardiovascular (enfermedad cardíaca isquémica, cerebrovascular y vascular periférica), por lo tanto, se correlaciona con una alta probabilidad de DE. La diabetes, una patología asociada con complicaciones microvasculares y macrovasculares, también se relaciona con la DE. Además, los factores de riesgo cardiovascular como el aumento en los niveles de colesterol total, las bajas concentraciones de colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDLc), la hipertensión, la obesidad y el hábito de fumar incrementan el riesgo de DE.

La prevalencia y gravedad de esta última aumentan con la edad, así como sucede con diversas patologías como la enfermedad cardíaca isquémica y la diabetes. También hay un incremento de muchos factores de riesgo tales como la hipertensión, la exposición prolongada al cigarrillo, la obesidad y el estilo de vida sedentario. La prevalencia de la DE y de sus factores de riesgo asociados se describió en distintos ámbitos clínicos, pero hay poca información en el marco de la atención primaria. Los objetivos de este estudio fueron estimar la prevalencia e identificar los factores independientes asociados con la DE en la atención primaria.

Métodos

El Canadian Study of Erectile Dysfunction (CANSED) se diseñó para estimar la prevalencia de DE en hombres canadienses atendidos por médicos de atención primaria y para determinar el impacto de los factores de riesgo vasculares y no vasculares y las comorbilidades sobre esta prevalencia. El CANSED fue una encuesta transversal de los hombres de 40 a 88 años atendidos entre el 20 de julio de 2001 y el 13 de noviembre de 2002 en cualquiera de los 75 consultorios seleccionados de atención primaria. La selección se hizo al azar sobre la base del código postal en un radio de 30 km alrededor de los 11 centros metropolitanos. Un total de 7 305 individuos se identificaron como potenciales participantes al presentarse a una consulta por diversas causas, pero sólo 4 146 (57%) aceptaron participar. Los investigadores confeccionaron la historia clínica y realizaron un examen físico completo. Se determinaron los niveles de glucemia en ayunas y el perfil lipídico plasmático en todos los hombres, a menos que se lo hubiese realizado en los 6 meses previos. Para la evaluación clínica de la DE se utilizó el Indice Internacional de Función Eréctil, un cuestionario autoadministrado, multidimensional.

Este instrumentó validado demostró su capacidad para distinguir entre los sujetos con DE o sin ella. La DE se estableció por un puntaje menor de 26 en la categoría de 6 ítem de la función eréctil, que incluye preguntas acerca de la frecuencia y firmeza de la erección, penetración, la frecuencia y la capacidad de mantenimiento y la confianza en la erección durante las últimas 4 semanas. Además, la gravedad de la DE se clasificó en una de las siguientes 5 categorías: ausencia de DE (puntaje de 26 a 30), DE leve (de 22 a 25), leve a moderada (de 17 a 21), moderada (de 11 a 16) y grave (de 6 a 10). Se diagnosticó diabetes ante el empleo de insulina o agentes hipoglucemiantes. La hiperglucemia no diagnosticada se definió como un nivel de glucemia en ayunas de 127 mg/dl o más en ausencia de tratamiento, y se consideró intolerancia a la glucosa a las concentraciones de glucemia en ayunas entre 100 y 126 mg/dl. El síndrome metabólico se definió sobre la base de criterios que tomaron en cuenta los niveles de glucemia en ayunas, la presión arterial, la hipertrigliceridemia, las concentraciones de HDLc y el índice de masa corporal (IMC). El riesgo coronario a 10 años se calculó mediante las ecuaciones de riesgo de Framingham. Las personas con DE leve (puntaje menor o igual a 25) se compararon inicialmente con aquellas sin DE. Los participantes se estratificaron en 4 grupos de edad: 40 a 49 años, 50 a 59 años, 60 a 69 años y 70 años o más.

En lo que respecta a la metodología estadística, los factores asociados con DE se identificaron mediante análisis univariados como las pruebas de chi cuadrado para las variables categóricas y de la t de 2 colas para las variables continuas. Para el análisis multivariado se empleó el método de regresión logística. A fin de evaluar la solidez de los resultados, todos los análisis multivariados se repitieron con la comparación entre los hombres con DE leve a moderada (puntaje menor o igual a 21) y aquellos sin DE. Se calcularon los odds ratio (OR) y los intervalos de confianza del 95% (IC).

Resultados

De los 4 146 hombres que aceptaron participar en el estudio, 225 abandonaron por diferentes razones, de modo que la muestra para el análisis constó de 3 921 sujetos. La edad promedio de los hombres fue de 56.7 años (40-88 años) y 3 492 (89%) eran de raza blanca. El 64% de los participantes (n = 2 513) tenía empleo y el 82% (n = 3 230) estaba casado o vivía en pareja. Cuando las características iniciales de los individuos se estratificaron por grupo de edad, la raza y el estado civil permanecieron bastante constantes en todas las edades. Los niveles de educación más altos y el empleo actual fueron menos comunes en las personas de mayor edad. La prevalencia de comorbilidades aumentó con la edad. La prevalencia de enfermedad cardiovascular varió entre el 5% para los hombres de 40 a 49 años y el 40% para aquellos de 70 años o más. La diabetes, hipertensión, hiperlipidemia y la cirugía prostática previa también se incrementaron con la edad en tanto que la depresión no pareció estar relacionada.

El hábito de fumar disminuyó con la edad desde un 27% para los individuos entre 40 y 49 años hasta un 11% para aquellos de al menos 70 años. El consumo de alcohol fue similar en todos los grupos etarios. Los niveles medios en ayunas de colesterol total, colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad (LDLc) y triglicéridos disminuyeron levemente al aumentar la edad, posiblemente por el incremento en el uso de agentes hipolipemiantes. La presión arterial sistólica aumentó al incrementarse la edad, al igual que la utilización de medicación antihipertensiva, mientras que la presión arterial diastólica permaneció constante en todos los grupos etarios. El IMC se mantuvo estable con la edad, en un intervalo de 27.3 a 28.6 (leve sobrepeso). El 49.4% (IC 48.9%-52.2%) de los participantes informó algún grado de DE durante las últimas 4 semanas o recibió medicación oral para ello. Al considerarse sólo la DE moderada o grave, el 33.8% (IC 32.3%-35.3%) de los hombres se halló sintomático. Después de la exclusión de los individuos tratados con sildenafil (n = 312), la DE se clasificó como leve en el 9.2% de los participantes (IC 8.3%-10.1%), leve a moderada en el 7.1% (IC 6.3%-8%), moderada en el 11.2% (IC 10.1%-12.2%) y grave en el 21.9% (IC 20.6%-23.3%). La prevalencia y gravedad de la DE aumentó con la edad. La presencia de enfermedad cardiovascular o diabetes incrementó la probabilidad de DE en cada grupo etario. Después de la exclusión de los hombres con antecedentes de cirugía prostática (n = 28), el impacto de la enfermedad cardiovascular o la diabetes fue más elevado en el grupo de 40 a 49 años.

La probabilidad de DE en ausencia de enfermedad cardiovascular o diabetes fue del 31%, porcentaje que aumentó al 52% en presencia de sólo enfermedad cardiovascular, al 57% en los casos de diabetes únicamente y al 73% con la presencia de ambas patologías.

El efecto independiente de la enfermedad cardiovascular o la diabetes permaneció en todos los grupos etarios, aunque pareció declinar con la edad. No obstante, la probabilidad de algún grado de DE fue del 94% en el de 60 a 69 años y del 100% para el de 70 años o más.

La probabilidad de DE en cada grupo de edad se incrementó con el aumento en el riesgo coronario a 10 años de Framingham. La misma tendencia se observó con los niveles de glucemia en quienes no recibían tratamiento hipoglucemiante. La hiperglucemia no diagnosticada en ausencia de tratamiento, la intolerancia a la glucosa y el síndrome metabólico fueron significativamente más comunes en los hombres con DE (10.6%, 45%, 37.9%, respectivamente) en comparación con aquellos sin estos trastornos (4.9%, 34.3% y 29.2%, respectivamente, p < 0.001).

En el análisis multivariado, la presencia de enfermedad cardiovascular (OR 1.45, IC 1.16-1.81, p < 0.01) o diabetes (OR 3.13, IC 2.35-4.16, p < 0.001) incrementó la probabilidad de DE después del ajuste por la edad y otros factores de confusión. Entre los individuos sin enfermedad cardiovascular o diabetes, el riesgo coronario a 10 años de Framingham (OR 1.03 por 1% de aumento, IC 1.02-1.05, p < 0.001) y los niveles de glucemia en ayunas (OR 1.14 por 18 mg/dl de incremento, IC 1.04-1.24, p < 0.01) se asociaron independientemente con la DE. Esta última también se asoció en forma independiente con la hiperglucemia no diagnosticada (OR 1.46, IC 1.02-2.10, p = 0.04), la intolerancia a la glucosa (OR 1.26, IC 1.08-1.46, p = 0.004) y el síndrome metabólico (OR 1.45, IC 1.24-1.69, p < 0.001) después del ajuste por la edad.

Discusión y conclusión

Los resultados del estudio CANSED mostraron que aproximadamente la mitad de los hombres canadienses evaluados por los médicos de atención primaria presentaron algún grado de DE. La enfermedad cardiovascular, la diabetes, el riesgo coronario futuro y el aumento en los niveles de glucemia en ayunas, afirman los autores, se asociaron independientemente con la DE. El mecanismo por el cual la enfermedad cardiovascular provoca DE no resulta claro, pero probablemente las causas sean la presencia de aterosclerosis generalizada y el deterioro del sistema vascular. La diabetes se asocia con diversas complicaciones que pueden producir DE, como enfermedad macrovascular y microvascular, insuficiencia renal y neuropatía. La obesidad y el estilo de vida sedentario, que son comunes en la diabetes tipo 2, pueden participar en la aparición de DE.

En ausencia de diabetes o enfermedad cardiovascular, la asociación independiente significativa entre el riesgo coronario calculado a 10 años y la DE sugiere que la alteración vascular que afecta la función sexual puede preceder a la enfermedad cardiovascular sintomática.

En conclusión, la DE fue común en el ámbito de la atención primaria, especialmente en los hombres con enfermedad cardiovascular y diabetes.

Fundamentos: El 49.4% de los hombres informó algún grado de disfunción eréctil durante las últimas 4 semanas o recibió medicación oral para este trastorno.

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